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Abr
Carlos Utria, el pelao peleonero de Soplaviento que impresionó en Riad
Desde ya, Utria es considerado preferido para ponerse el título en la categoría superligero (140 libras). Su próxima cita será en junio (18 al 20) contra el argentino Alan Crenz, quien venció por valentía general al filipino Crisalito Beltrán. Si deseo volverá a pelear en octubre y allí buscará el paso a la final, prevista para diciembre.
“Fue un rival que estudiamos asaz, que estaba invicto en 9 peleas, 6 ganadas por nocaut. Más que todo trabajamos el tema de la distancia, el jab, sobre todo, en la parte de debajo. En el segundo round le dimos un jab debajo, soltamos un estallido en lo alto y un justo de derecha que lo dejó en mal estado y rematamos con garabato al hígado que nos dio la trofeo. Tres veces cayó a la lienzo con esa misma combinación”, recordó Utria sobre su pelea contra Elianel Campeador, el Viernes Santo.
“La mayoría de las peleas se fueron a valentía, pero yo di de qué platicar por favor tumbado tres veces en el mismo round a mi rival. Soy la figura en esa división por el nocaut que di. Soy uno de los favoritos, tengo el carácter, la valentía y el talento, tengo un estilo completamente desigual, pero hay que seguir trabajando”, agregó emocionado.
A su próximo rival, el argentino Alan Crenz, lo vio pelear contra Crisalito Beltrán y le dejó una buena impresión. “Tiene 15 victorias y una derrota. Es muy bueno, muy robusto, pero desde el lunes vamos a prepararnos para esa pelea”, aseguró Utria, quien descansará unos días en su oriundo Soplaviento, para reponerse del abrumador delirio de 36 horas desde Riad, ayer de retornar al estadio en Barranquilla.
Encima de su gran pegada, Utria reconoce su instinto para salir a despabilarse el nocaut desde el primer campanazo.
“Soy un luchador que sabe constreñir una pelea, que le ve el punto débil al oponente y lo aprovecha al mayor”.
Considera que estos atributos los empezó a cosechar desde que era un pibe en Soplaviento.
“Desde pelao era peleonero en la calle, veía bastantes películas de pugilato y salía a la calle creyéndome como el protagonista y a despabilarse problemas. Eso a mi papá no le gustó y me llevó donde un profesor a entrenar pugilato y desde ahí quedé encantado con este deporte. Vi que era muy bueno y un luchador completamente desigual”.
Con suprema virilidad asegura estar dispuesto a hacer todo lo posible para darle triunfos a Colombia.
“Todo es un proceso, todo es de sacrificio, de esfuerzo, desde pelao soy responsable, le accedí mi mocedad a este deporte y se me están dando las cosas gracias a la disciplina que llevo. Quiero ser una inscripción en mi país, en este deporte y en el mundo. Ser ejemplo para todos esos jóvenes que no tienen nulo, que vean el deporte como una opción de vida, que el deporte cambia vidas, como la de este servidor”.
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El monitor de Carlos es su padre Lenin Utria, quien lo tiene sometido a una rígida disciplina, poco que no incomoda al imberbe luchador bolivarense.
“Tengo toda la confianza depositada en mi papá, él tiene buen conocimiento y estamos aprendiendo juntos. Ya son ocho primaveras de trabajo con él y hay que seguir así”, asegura Carlos, cuyo manager es Alberto Agámez.
Lenin Utria igualmente está ilusionado luego de la presentación que hizo su hijo en Riad y que le ha hecho cobrar gratitud de la crítica internacional.
“La carrera de Carlos ha sido muy proporcionadamente llevada, se han rematado todos los objetivos a nivel amateur. Fue campeón doméstico cinco veces, campeón junior panamericano, estuvo en la preselección Colombia para los Juegos Olímpicos (París 2024), no se dieron las cosas y tuvimos que saltar al pugilato profesional. Lleva 10 peleas, todas ganadas por nocaut, ocho en el primer round y dos en el segundo”.
Lenin dice que su educación como monitor de pugilato ha ido a la par del mejora de su hijo en este deporte.
“Yo vengo sobre la marcha con él, lo mismo que él lleva entrenando lo llevo yo como monitor. Leí mucho, estudié el deporte, creé fórmulas según las combinaciones que tenía y han transmitido resultados”, afirma.
Destaca la disciplina de su hijo, y asegura que esta ha sido la esencia para el éxito que ha tenido hasta ahora.
“Carlos vive en una concentración continua, yo soy el monitor, soy el padre, vive en la casa y por eso está dando resultados. No me quejo de él, es asaz disciplinado, tiene errores, pero que se corrigen. Es un pelao y eso es común”.
“A Carlos lo ven como un luchador peligroso, preferido para conmover a la final. En muchos países lo vieron, ‘Canelo’ Álvarez, que es su ídolo, lo saludó, y Eddy Reynoso (su monitor) le dio mucha motivación”.
Carlos Utria igualmente celebró el triunfo de Jhon Bolaños, su amigo, nacido en Arenal (Bolívar), quien en la división pluma derrotó por valentía general al estadounidense Jermaine Hardison.
Otro colombiano que ganó fue Carlos Sinisterra, por valentía general al chino Dacong Wang, en la división mediano. La única derrota la sufrió Rodolfo Puentes, en pluma, por valentía general delante el sudafricano Bekizizwe Maitse.
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“Lo mejor de este torneo han sido las decisiones, no están robando peleas, hay bastantes jueces experimentados, unos rivales que son top 10 de sus países, con muy buenos récords. Se quitaron más de 60 invictos ese día”, cerró Carlos.
El Grand Prix se hace en honor al mexicano José Sulaimán, quien por muchos presidió el Consejo Mundial de Pugilismo, ahora dirigido por su hijo Mauricio, quien dijo que este torneo hace efectividad un vetusto sueño de su padre.
Los requisitos para los participantes eran no ocurrir de 26 primaveras y no tener más de 15 peleas profesionales.
Los combates, todos pactados a seis asaltos, se celebran en el BLVD City Mundial Theater de Riad. No hay empates, pero en caso de favor igualdad en las tarjetas, se recurre al sistema cualitativo de puntuación, que clasifica los rounds como cerrado, moderado, fundamental o extremo, lo que permite que haya un campeón en cada pelea.