Fue un deporte de puntería y de fe. En las sensaciones, ganó el Inter desde el segundo 31. Encajó el Barça el gol más rápido de la historia de una semifinal de la Champions, no podía principiar todo tan mal. El tanto fue una presunción, un taconazo de Marcus Thuram que heló Montjuïc.
Entre el 0-1 y el 0-2, en los dos primeros remates del Inter, pasaron 21 minutos. El segundo tanto fue un impulso de esquinazo que descolgó Acerbi y Dumfries cazó un remate de chilena. Pero el Barça no bajó los brazos y Lamine Yamal se echó el equipo encima.
Y eso que el extremo tuvo que retirarse del calentamiento por un supuesto problema físico. Tras el 0-1, Ferrán Torres no aprovechó un servicio del de Rocafonda en el 12: Íñigo no llegó a un impulso de esquinazo servido por Raphinha y Ferrán Torres remató contiguo al palo izquierdo de la meta de Sommer.
Pero es que con el 0-2, el Barça siguió creyendo. Lamine cazó un pase de Frenkie de Jong, detectó una duda de Mkhitaryán, vio como dos interistas no llegaban a la duda, alzó la sagacidad y puso el balón con rosca al palo derecho de la meta interista (1-2, min.24).
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Fue un gol para la historia en su partido cien, el primer pequeño de tiempo que anotaba un gol en una semifinal de Mezcla de Campeones, pero a él no le pareció cero extraordinario.
Y es que su fútbol contagió al resto del equipo, amoldonado cuando dos minutos luego, en otra hecho de presunción, superó a Di Entorno y el balón acabó en el travesaño.
Se mascaba el gol del igualada y llegó. Un centro de Pedri sobre Raphinha y otra nueva presencia del brasileño, esta vez para Ferrán Torres que igualó en el 38.
Ayer del alivio se rompió Kounde -entró Eric García por él- y además se lesionó Lautaro Martínez -que aguantó hasta el alivio y fue sustituido por Taremi después-. Pese al 2-2, la sensación era que lo peor había pasado para los de Hansi Flick, que habían anotado dos goles en vigésimo minutos, a un equipo que había encajado cinco en toda la competición.
Y el Barça, sin tanto vahído, pareció tomarse un respiro. Se sintió cómodo con el balón, pero no tenía tanto desborde. Lamine no fue tan protagonista, pero los de Flick se sentían correctamente.
Hasta que en el tercer remate a puerta de los interistas llegó el 2-3, de nuevo un impulso de esquinazo y otra vez Dumfries fue el más dinámico con un remate de cabecera en el 63.
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De nuevo le tocaba remar al Barça, esta vez fueron dos minutos para igualar, los que tardó para el 3-3. Fue una hecho de logística a la salida de un impulso de esquinazo, sirvió Olmo, dejó sobrevenir en la primero Lamine y el vergajazo de Raphinha dio en el travesaño y en la espalda de Sommer (3-3, min. 65).
En la parte final del partido, todos subieron las pulsaciones. El Inter se sintió cómodo en las transiciones y anotó otro gol más, por medio de Mkhitaryan, anulado por el VAR en el 75 y Raphinha además tuvo una buena oportunidad en una error directa (min.77).
Pero aún faltaba el extremo truco del mago Lamine, que se inventó una vaselina impracticable y el balón se estrelló en la cruceta, era el minuto 88. Hasta el final, estuvo más cerca el gol del Barça. La tuvo Raphinha, en una gran intervención de Sommer, pero cero cambió. Todo se decidirá en una semana en el Giuseppe Meazza.
EFE
