Starlink, el servicio de internet satelital impulsado por Elon Musk, lanzó una nueva alternativa para obtener los servicios del magnate; los usuarios que acepten un compromiso de permanencia de doce meses, le serà entregada la antena.
Con esta nueva promoción, los usuarios pueden ahorrarse unos 375 dólares que cuesta el kit habitual, siempre y cuando se queden al menos un año utilizando el plan residencial. A simple olfato, suena como una ganga, pero la movida es más táctica de lo que parece.
La propuesta elimina una de las principales barreras de entrada al servicio, el elevado coste original del equipo. A cambio, Starlink garantiza ingresos estables por al menos un año, equivalentes a 480 euros por cliente en ese periodo.
Esta ofrecimiento, sin secuestro, tiene pago pequeña, por ejemplo, si el legatario cancela antiguamente del año, cambia de plan o vende el equipo, deberá abonar la parte proporcional del valencia de la antena. La dispensa está limitada por un entendimiento que protege a la compañía más que al consumidor.
El objetivo de Musk es consolidar la presencia universal de Starlink antiguamente de que la competencia, como el Tesina Kuiper de Amazon, le arrebate dominio. Hoy ya cuentan con 4 millones de usuarios en más de 100 países, pero la pleito por el firmamento casi nada comienza.
Starlink se posiciona como una decisión para zonas rurales o remotas donde la fibra óptica no llega. En esos lugares, fertilizar 40 euros al mes por una conexión estable y sin tope de datos puede ser una alternativa muy atractiva frente a servicios deficientes o inexistentes.
La agresiva logística igualmente funciona como un investigación de fidelización masiva. Si el servicio cumple con las expectativas, es muy probable que muchos usuarios decidan continuar más allá del primer año. En ese caso, la inversión original de la compañía se recupera con creces.
Este tipo de maniobra igualmente revela un Musk más pragmático, consciente de que ya no baste con ofrecer tecnología innovadora: hay que seducir al cliente con beneficios concretos. Y regalar el hardware es un visaje difícil de ignorar.
Pero no todo es tan brillante como parece, el compromiso de permanencia y las penalizaciones por incumplimiento son una forma de atar al legatario. No es un regalo incondicional, sino una cesión calculada a cambio de fidelidad y flujo de caja asegurado.
El plan solo está arreglado por ahora para la modalidad residencial habitual, y su activación depende de la disponibilidad en cada zona. Aunque Starlink ha ampliado su cobertura, aún existen limitaciones geográficas que pueden dejar fuera a potenciales clientes.
Para quienes califiquen, la instalación es sencilla, el kit incluye la antena, el router y todos los cables necesarios. Solo hay que colocarlo, conectarlo y apuntar al firmamento. Así, Musk ofrece conectividad en cualquier rincón, siempre que el firmamento esté despejado.
Imagen: Starlink
Starlink, el servicio de internet satelital impulsado por Elon Musk, lanzó una nueva alternativa para obtener los servicios del magnate; los usuarios que acepten un compromiso de permanencia de doce meses, le serà entregada la antena.
Con esta nueva promoción, los usuarios pueden ahorrarse unos 375 dólares que cuesta el kit habitual, siempre y cuando se queden al menos un año utilizando el plan residencial. A simple olfato, suena como una ganga, pero la movida es más táctica de lo que parece.
La propuesta elimina una de las principales barreras de entrada al servicio, el elevado coste original del equipo. A cambio, Starlink garantiza ingresos estables por al menos un año, equivalentes a 480 euros por cliente en ese periodo.
Esta ofrecimiento, sin secuestro, tiene pago pequeña, por ejemplo, si el legatario cancela antiguamente del año, cambia de plan o vende el equipo, deberá abonar la parte proporcional del valencia de la antena. La dispensa está limitada por un entendimiento que protege a la compañía más que al consumidor.
El objetivo de Musk es consolidar la presencia universal de Starlink antiguamente de que la competencia, como el Tesina Kuiper de Amazon, le arrebate dominio. Hoy ya cuentan con 4 millones de usuarios en más de 100 países, pero la pleito por el firmamento casi nada comienza.
Starlink se posiciona como una decisión para zonas rurales o remotas donde la fibra óptica no llega. En esos lugares, fertilizar 40 euros al mes por una conexión estable y sin tope de datos puede ser una alternativa muy atractiva frente a servicios deficientes o inexistentes.
La agresiva logística igualmente funciona como un investigación de fidelización masiva. Si el servicio cumple con las expectativas, es muy probable que muchos usuarios decidan continuar más allá del primer año. En ese caso, la inversión original de la compañía se recupera con creces.
Este tipo de maniobra igualmente revela un Musk más pragmático, consciente de que ya no baste con ofrecer tecnología innovadora: hay que seducir al cliente con beneficios concretos. Y regalar el hardware es un visaje difícil de ignorar.
Pero no todo es tan brillante como parece, el compromiso de permanencia y las penalizaciones por incumplimiento son una forma de atar al legatario. No es un regalo incondicional, sino una cesión calculada a cambio de fidelidad y flujo de caja asegurado.
El plan solo está arreglado por ahora para la modalidad residencial habitual, y su activación depende de la disponibilidad en cada zona. Aunque Starlink ha ampliado su cobertura, aún existen limitaciones geográficas que pueden dejar fuera a potenciales clientes.
Para quienes califiquen, la instalación es sencilla, el kit incluye la antena, el router y todos los cables necesarios. Solo hay que colocarlo, conectarlo y apuntar al firmamento. Así, Musk ofrece conectividad en cualquier rincón, siempre que el firmamento esté despejado.
Imagen: Starlink
