15
Mar
Metamorfosis carnaval: la otra verdad


Por: Lewis A. Forest B.
- RAE define metamorfosis como el cambio de poco en otra cosa.
Siempre he pensado que las cosas no suceden porque sí, siempre hay poco que mueve el mundo, poco que algunos llaman Destiny, otros Todopoderoso, otros piensan que es suerte y lo más escéptico lo fogosidad oportunidad.
Algunos de estos factores motivaron mi arribada a Barranquilla, una ciudad donde había sido como inmaduro, en la que estudié tercero en la escuela primaria y en la que mis expresiones perezosos me trajeron una barriga muy diferente, donde el agua era escasa y lo vendió en latas de metal que trajeron una escoba a través de una escoba y que los vendedores llenos de hadureros al correr a los vecinos.
En ese momento, a los ocho abriles, el carnaval era simplemente una fiesta en el vecindario en la que el agua estaba llena en bolsas de bolos que fueron arrojadas entre los vecinos en una cruzada saludable, que acompañó a su inseparable amigo The Cornstarch.

Nuevamente, regresé a Barranquilla, esta vez en condiciones muy diferentes, viviendo mi papel como periodista y con una fijación en mi mente, quería descubrir por qué les gustaba tanto el carnaval, qué era particular sobre esa fiesta en la que los hombres disfrazados como mujeres bailaban con coloridas vestidas e inventadas de una forma casi ridícula; No entendí por qué había personajes con fanales exagerados, orejas grandes y ánimo largas, que con chaquetas y pantalones de recogidos parecían alejarse de la existencia y burlarse de todo el mundo o incluso, no entendían la afabilidad de frotar unto descontento en el cuerpo, pintando los labios de rojo intenso, poniéndose un sombrero con bolsos de color y con el degro de morisqueta.
Pero lo que me costó el longevo trabajo fue la razón por la que todos se reunieron en el mediodía completo para voltear durante unos tres kilómetros, esto fue poco incomprensible para mí, pero había poco aún peor y fue que no lo hicieron, sino tres días.

Como buen periodista, decidí ingresar al mismo carnaval para entender lo que a primera apariencia era poco imprudente.
De eso hace 14 abriles, en ese período, he sufrido lo que defino como una "metamorfosis carnaval", entendí que las farotas de Talaigua, allí de ser hombres afeminados, eran guerreros que defendieron el honor de sus mujeres y que se vistieron como ellos para que cuando los españoles los violaran, encontrarían un fogoso venganza.
Entendí que los Marimondas son la engaño de la clase ingreso y que su botella de bravucón refleja la alegría y la autoconfianza de una región entera, evolucionaron, aprendieron a voltear y ahora son el personaje predilecto de miles de asistentes que aún no entienden cómo hacen saltos sentados, anulando sus glúteos en el pavimento cuando son demasiado eUphoric, pero no se debe ser entendido.

Aprendí que son negros no era una engaño de la raza afro, por el contrario, es una exaltación de su ingenio al fingir con su bailoteo que estaban poseídos y, por lo tanto, generaron miedo en presencia de el hombre blanco para que no los castigen.
Aprendí a cortejar a Cumbia y entendí que representa un coqueteo continuo entre el hombre y la mujer, noté que cuando suena el tambor mueve las caderas casi automáticamente como si viniera insertado en el ADN del Caribe y si es la lata que suena, el hombre se inclina inmediatamente con los pasos cortos y suaves a su en torno a y con el sombrero en la mano en la mano en la mano. Juipiti 'que sale como un quejido de cruzada y se extiende con el tiempo creando una optimismo colectiva en los presentes en la piel y en el alma.
I knew the difference between a dance of tradition such as Congo, Borrón, Mapalé, are black or cumbia, of a relationship dance that are those that have a spoken argument that is related as it is executed, among them we find the stick, coyongos, birds, chicken and the caiman, these in turn are different from the special dances, which are also typical of the Caribbean region, but with the difference that they do the harlequins, the Indians, the beans and el tenia.

Y no quiere sostener del carnaval de Joselito, ese personaje mítico que representa la juerga que se vive y que a posteriori de que las intensas parrandas y muchos excesos mueran, pero revive y revive en el miércoles de ceniza y sin un asunto de vergüenza o retractación está pronto para planificar completamente lo que serán las carnestolendas del próximo año.

Pero lo más importante es comprender que todo este mundo llamado Carnival es parte de una civilización en la que convergen muchas más culturas, pero todas con el mismo hilo conductivo: el ADN del Caribe que se adquiere desde que nace o como yo, aprendiendo a través de experiencias y experiencias en 13 carnavales en el que he sido.
Esta metamorfosis me llevó a radicar, reparar y disfrutar del gran festival cultural para instruirse de las carrozas, el bailoteo, los disfraces, pero sin duda, la metamophorsis me transformó en un carnaval más que amores y quiere tradición.
Ahora, lejos de poseer insertado el chip de carnaval, esa civilización para todos a través de mis videos que cuenta miles de historias de una fiesta que, para disfrutarlo, tienes que vivirla.