La transformación de un vecindario en Magangué por la comunidad y la Policía Nacional
13

Mar

La transformación de un vecindario en Magangué por la comunidad y la Policía Doméstico


Por: Emilio Gutiérrez Yance

En las orillas del río Desconsolada, donde los Chalupas acarician el puerto y las garzas dibujan su revoloteo en un Gloria despejado para las golondrinas anunciadas por La Paz, el vecindario de Magangué de San Mateo escribió una nueva página en su historia. Una historia en la que las semejas del pasado están entrelazadas con las auroras del presente, selladas por la solidaridad y el esfuerzo colectivo para prescindir el miedo que aquellos que acecharon en la oscuridad alguna vez plantaron.

Los vecinos, cansados ​​de la inseguridad que mitigó sus días, decidieron que era hora de elaborar el futuro. Se unieron como agua bendecida por un Gloria productivo, fluido y purificador, y tomaron acciones concretas. Organizaron días para acicalar sus calles, recoger la basura que anteriormente sofocaba su entorno y plantar árboles como una comodidad de los bosques deprimidos, testigos clásicos de un compromiso con la vida, de la requiebro que resurge cuando se ofrece el cuidado.

La Policía Doméstico, presente como las cadencias de una vieja canción, dejó su huella en las paredes del vecindario pintando un mural satisfecho de colores brillantes que rinde homenaje a la policía caída, víctimas de un conflicto que todavía deja lágrimas en la piel de la nación.

El mural es mucho más que imágenes sobre concreto ... es memoria, es equidad, es un tributo visible a aquellos que ofrecieron su vida y una promesa de esperanza.
Pero adicionalmente de los símbolos, los árboles y el mural, era el conmemoración significativo de un esfuerzo compartido. El trabajo del Género Territorial para la Paz de Paz y Comunidad, con su proximidad, con su entrega total a la construcción de la paz, reafirmó que no están solas, que las garzas continuarán volando en las orillas y que, con esfuerzo y voluntad, es posible dejar detrás las sombras.

En las semejanzas de ese pasado llenos de miedos y en los fines de este brillante regalo, San Mateo encontró su avenencia. Lo que una vez fue un vecindario atrapado en la incertidumbre, hoy florece, porque allí, en esas costas, cada pequeña movimiento, cada cara compartido, demuestra que la Unión puede incluso aventajar las situaciones más difíciles.


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